miércoles, 25 de septiembre de 2013

La llave.

Llegamos al planeta sin dinero, sin armario, sin contrato. Y nos vamos de la misma manera, sin nada. Sólo nos llevamos una llave.

La mayoría de personas viven a la deriva, sin saber qué buscan, pero lo van encontrando de forma inconsciente. Progresivamente nos vamos llenando de un tipo de aire cósmico que no se compra ni se vende, no se ve, no se toca, no se oye, pero no tenemos ninguna duda de que existe. Ni siquiera la ciencia se atreve a explicar qué es ni de dónde sale, imagino que debe venir de un lugar demasiado profundo. Ese aire al que llamamos AMOR es la LLAVE que abre todas las puertas con las que nos podamos topar en la vida. Si nos arrastra uno de sus torbellinos no podremos ofrecer resistencia. Es antídoto, remedio y consuelo. Abre las distancias y cierra los miedos. El objetivo es no perderlo, magnificarlo, disfrutarlo pero, sobre todo, compartirlo. 

El amor puede menguar o mutar, pero el que mantengamos antes del minuto previo a la muerte de nuestra carcasa física será eterno y creará lazos multidimensionales. Lejos de tópicos, el amor PUEDE CON TODO. Entre otras cosas, hace que el enfermo venza a su diagnóstico o que el pobre se sienta multimillonario. El amor aleja las piedras del camino y hace que el suelo parezca más blando.

Tengo la llave que lo abre todo.
Seguro que tú también.


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