jueves, 8 de agosto de 2013

Puede que Jesús fuera yogui.

Hoy he leído que Jesús era yogui, que después de la crucifixión sus discípulos viajaron a los confines del mundo a compartir sus enseñanzas y que después el héroe regresó a las montañas de la India donde murió.
En otro momento de mi vida me hubiese reído de esas afirmaciones extraídas de la obra de Könchok Puma, pero ahora ya nada me sobresalta. Ahora creo que todo es posible.
Últimamente mi mundo mental se desdobla demasiado y cada una de sus partes se multiplica. Todo se me presenta tan surrealista que a veces dudo de si el vaso de agua que acabo de beber era alguna substancia alucinógena.
Dicen que me subo mucho por las ramas de la espiritualidad, que me hago demasiadas preguntas retóricas, que la metafísica es el placebo para mis problemas y que me resultaría más útil limitarme a vivir bajo los dictámenes del mundo materialista. Me hablan con la ciencia como bandera, esa que ejerce el monopolio de la razón aunque a veces no la tenga.
No saben que son ellos los que tienen un ángulo de visión limitado. Por ejemplo, no todo el mundo es capaz de ver el arcoíris: depende del lugar en el que te ubiques. Pero desde mi angosta localización puedo distinguir toda la escala cromática, desde el negro azabache más infernal hasta la blanca luz. Todo depende de si la luna de turno provoca marea en mi 80% de agua. Al fin y al cabo nuestro traicionero satélite manda sobre nuestros sentimientos y éstos mandan sobre nosotros.
A veces nos rodeamos de neblina y humo y esperamos a que aparezca alguien que nos airee y, así, nos rescate. Entonces llega un profeta con el mejor consejo del mundo y lo condensa en unas pocas palabras sin necesidad de retórica, es alguien que no necesita la medicina para ser un experto en diagnosticar problemas cardíacos, alguien que de forma desinteresada y virtuosa te rescata de las aguas turbulentas y del humo gris para hacerte saber lo importante y especial que eres. Y sin esperar nada a cambio.
Puedo decir con total convicción que no todos los héroes salen en los libros. Ah, y puede que Jesús fuera yogui.

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