No soy espectadora de un mundo codificado. Prefiero ser acomodadora.
Hacer que la vida de los demás sea un poco más llevadera, o por lo menos distraída, es gratuito, no literalmente pero sí en esencia.
Es más poético pensar que los devastadores efectos de este glaciar social no son irreversibles, aunque abunden los escépticos.
Tome asiento y agudice el oído.