martes, 9 de abril de 2013

Mi armadura se llama Gabriel.

Han pasado casi dos años desde la última actualización. El tiempo es un artificio cósmico que evita que todas las cosas sucedan a la vez, aunque a veces los eventos trascendentes se empeñan en manifestarse condensados. En ese paradigma cuantitativo liderado por el reloj he perdido muchas cosas. Por perder, hasta he llegado a perderme a mí misma.
Pero hace unos meses, cuando me encontraba en un pozo sin fondo, me di cuenta de que atesoro algo de incalculable valor. Se trata de una armadura que a día de hoy llevo puesta, que aminora los golpes y el impacto que provoca cualquier adversidad. Es imperceptible a la vista de los demás, pero existe y está fabricada con materiales nobles: ejemplo, fuerza y amor.

Mi armadura se llama Gabriel.